viernes, 7 de agosto de 2009

Violinista

Había pasado toda la tarde escuchando las notas que hacías bailar entre la gente despreocupada que caminaba de un lado a otro de la ciudad. No era la primera vez que nos veíamos, hablábamos, reíamos o me regalabas una pequeña alegría.

Se me había hecho tarde, debía irme si no quería perder el último viaje de metro; lo sabías. Dejaste a medias tu canción habitual para tocar mi favorita tras una sonrisa que te devolví encantada. Cerré los ojos, pude sentir tu mirada deslizándose por la partitura creando magia a su vez. Solo tenía oídos para tu instrumento y mi respiración; lo demás no importaba. Disfruté cada segundo como si fuera el detalle más hermoso que recibiría en toda mi vida.

La melodía llegó a su fin. Una mirada tuya me invitó a abrir los ojos y repetir tu gesto sonriente. Me acerqué, besé tus pálidas mejillas y eché a correr después del vistazo al reloj del móvil. Al día siguiente volvería a verte donde y como siempre, pero jamás olvidaría aquellos momentos de sincera felicidad.

Lady_Luna

1 comentario:

Erase una vez... dijo...

Hola A...mmura. No me conoces....o si. Da igual yo a ti si, de leerte tantas y tantas veces en algún MySpace y por aquí.
Sigo tu blog habitualmente porque me gusta estar cerca de los amigos de mis amigos. Y no defraudas te lo aseguro.
Un abrazo A.....loquesea